El principio

  • Prefacio.

  • Si ésta fuera historia, sería una de ángeles caídos, seres ingenuos que un día tomaron una guitarra y pretendieron llegar con ella a alguna parte, acaso sin pensar que el rocanrol no es llegar sino ir, sólo ir, siempre estar yendo.Un tren al que se sube y se baja sin mirarlo jamás parar. Hay quienes no se bajan. Necios, perdedores, románticos huérfanos que un día encontraron en el rocanrol una casa, quiero decir un hogar, de esos que tienen leños y chimenea, abuelos, toda la paz que mirabas en las historias de Walt Disney. ¿Has estado alguna vez en un hogar? ¿Sabes lo que es eso? ¿Quedan hogares así en este mundo? No para los que han subido al tren, porque ellos ya comprendieron, aunque tal vez un día lo olviden y se vuelvan a tierra firme, que la mejor casa que puede tenerse es precisamente ésta. un tren. Por principio, detestas la idea de contar un cuento de triunfadores. Piensas muy románticamente: no lo estoy haciendo. Estos monos son unos perdedores, unos ángeles caídos. Que la compañía y la televisión y la radio puedan cubrirlos de billetes es cosa que vale madre. Un perdedor no es aquel que tiene menos billete. Un perdedor es quien ya se dio cuenta que vivir es a veces un mal negocio y no queda otra que hacerlo lo más divertido posible. Y lo más intenso posible. Y, si es posible, buscarse en el camino una religión que valga la pena. El rocanrol, por ejemplo.
    Fuente: UNA BANDA NOMBRADA CAIFANES libro escrito por Xavier Velasco, editado en 1990.

    Me une a Xavier además de una profunda admiración por sus textos, el haber nacido durante la parte final de los años 50. También nuestros antecedentes hispanos, una infancia solitaria y taciturna, las primeras letras en Sesión y Melodía, el endemoniado gusto por los Who, The Clash, Caifanes y el amor por los animales; amén de un sentimiento de afecto que aunque distante, está siempre presente.

    jueves, 15 de marzo de 2012

    El soundtrack de mi vida (3) Buscando Dirección


    Con la muerte de mi padre murieron también las ilusiones por convertirme con el tiempo en una figura de la tauromaquia y luego, al morir mamá, me sumergí y refugié en un mundo de canciones.  En ocasiones durante las pausas, en un pequeño radio de transistores que introducía ilícitamente a la escuela, disfrutaba particularmente algunas como Green Tambourine de Lemon Pipers, The Rain, the Park and other Things de los Cowsills y Good Vibrations de los Beach Boys, cuidando siempre que los profesores Bonilla, Villalpando y Carrillo no me descubrieran, pues de ellos y de otro apellidado Peláez (el hijo), aprendí que los mexicanos en muchas ocasiones somos más papistas que el papa, pues si bien es cierto que al Colegio Alemán le debo el orden y la disciplina, estos tipos siempre quisieron demostrar que iban un paso más allá con su intransigencia dictatorial (lejos estaban de los detalles plenos de humanismo de Tante Marlene Friedrich o de Herr Fricke y más cerca de la imposición y corruptelas de Ammann)-. Sin embargo, no dejaba a un lado mi enardecido interés en los Beatles (You´ve Got to Hide your Love Away, Mr. Moonlight, Every Little Thing) y los Stones (Little Red Rooster, The Last Time,Satisfaction, Get out off my Cloud). Por ese tiempo, también me ocurrieron una serie de hechos que por supuesto, dejaron secuelas en mi formación. En principio, le cambié a un primo mis discos de los Monkees, por uno de los Blues Magoos (Psychedelic Lollipop) y el (Turn! Turn! Turn!) de los Byrds (All I Really Want to do, Mr.Tamourine Man, He Was a Friend of Mine). A los pocos días, acompañé a la hermana de un amigo a la presentación en CU de Margarita Bauche (mi primer concierto y si, la mamá de Maya y María Karuna) y menos de dos semanas después en la casa de esas mismas personas (los hermanos Korkowski), durante una fiesta, una ex compañera de colegio (con la que escuchaba la radio en los descansos mencionados) tomó una guitarra y cantó para mi sorpresa, una de las piezas más emblemáticas y bellas a mi parecer, de la historia del rock - Blowing in the Wind o La Respuesta está en el Viento como se le conoció aquí en la interpretación de Peter Paul and Mary; por lo que de rebote acepto, comencé a apreciar el trabajo de Bob Dylan.  (The Times they are a-Changing, Like a Rollijg Stone, A Hard Rain´s a -Gonna Fall, Boots of Spanish Leather)


    Bob Dylan
    Peter, Paul and Mary
    The Byrds
    Ya para entonces, tanto los Stones (Paint it Black, Mother´s Little Helper, Lady Jane) como los Beatles (Norwegian Wood, In my Life, Nowhere Man) habían avanzado lírica y musicalmente, sentando las bases para que tanto en Inglaterra como en Norteamérica, surgieran grupos que creaban un tipo de música más profunda y que a mi juicio la llevaban a dimensiones mucho más elevadas. Con la adolescencia en pleno (antes perdíamos la inocencia más lentamente, pero madurábamos intelectualmente a mayor velocidad)  me llegó la sicodelia y el llamado poder del amor en todo su esplendor. No sin antes, descubrir a Clapton y la Crema (N.S.U. y Sweet Wine primero, y posteriormente Dance the Night Away, White Room y Sunshine of your Love.)















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