El principio

  • Prefacio.

  • Si ésta fuera historia, sería una de ángeles caídos, seres ingenuos que un día tomaron una guitarra y pretendieron llegar con ella a alguna parte, acaso sin pensar que el rocanrol no es llegar sino ir, sólo ir, siempre estar yendo.Un tren al que se sube y se baja sin mirarlo jamás parar. Hay quienes no se bajan. Necios, perdedores, románticos huérfanos que un día encontraron en el rocanrol una casa, quiero decir un hogar, de esos que tienen leños y chimenea, abuelos, toda la paz que mirabas en las historias de Walt Disney. ¿Has estado alguna vez en un hogar? ¿Sabes lo que es eso? ¿Quedan hogares así en este mundo? No para los que han subido al tren, porque ellos ya comprendieron, aunque tal vez un día lo olviden y se vuelvan a tierra firme, que la mejor casa que puede tenerse es precisamente ésta. un tren. Por principio, detestas la idea de contar un cuento de triunfadores. Piensas muy románticamente: no lo estoy haciendo. Estos monos son unos perdedores, unos ángeles caídos. Que la compañía y la televisión y la radio puedan cubrirlos de billetes es cosa que vale madre. Un perdedor no es aquel que tiene menos billete. Un perdedor es quien ya se dio cuenta que vivir es a veces un mal negocio y no queda otra que hacerlo lo más divertido posible. Y lo más intenso posible. Y, si es posible, buscarse en el camino una religión que valga la pena. El rocanrol, por ejemplo.
    Fuente: UNA BANDA NOMBRADA CAIFANES libro escrito por Xavier Velasco, editado en 1990.

    Me une a Xavier además de una profunda admiración por sus textos, el haber nacido durante la parte final de los años 50. También nuestros antecedentes hispanos, una infancia solitaria y taciturna, las primeras letras en Sesión y Melodía, el endemoniado gusto por los Who, The Clash, Caifanes y el amor por los animales; amén de un sentimiento de afecto que aunque distante, está siempre presente.

    viernes, 13 de abril de 2012

    El Soundtrack de mi Vida (4) Encontrando Identidad


















    Luego de  haberme intoxicado casi hasta la saciedad con el Between the Buttons y Flowers de los Stones  (Let´s Spend the Night Together, Ruby Tuesday, Backstreet Girl) y  Revolver y Sgt.Pepper de los Beatles (She Said,She Said, Lucy in the Sky with Diamonds, She´s Leaving Home, A Day in the Life) llegó a mis manos el primer LP de los Doors, uno de los mejores primeros trabajos grabados por grupo alguno en la historia del rock. 
    Break on Through,The Cristal Ship (una muestra de que no se debe gritar para ser un buen cantante), Take it as it Comes y por supuesto The End y Light my Fire, han permanecido en mi alma por más de cuarenta años, y la imagen de Morrison con una bengala encendida, se fijó en mi mente haciéndome sentir y creer que era verdad; la música, la poesía, la literatura, el estilo y la actitud se estaban transformando, se había iniciado una revolución.




    Un buen día de regreso del colegio, me metí a una tienda departamental a ver discos como muchas veces lo hacía y cuan grande fue mi sorpresa al descubrir una portada que inmediatamente me atrapó. No solo no tenía fotografía alguna al frente sino que su diseño no se parecía en nada a lo que se podía encontrar por entonces en éste país y más aún, en ese lugar. 
    El logotipo del grupo aparecía casi en toda su extensión, con una letra alucinante y además impresa en mis colores predilectos.



    Al darle vuelta, aparecieron ante mi las fotografías de los cuatro elementos que ya para ese entonces conformaban la agrupación. Pero fue la imagen del guitarrista (no sabía que que el que tenía a la niña en brazos también lo era) la que me llamó poderosamente la atención. Los ojos cerrados, el larguísimo cabello, la ropa, pero sobre todo la concentración en su instrumento,  y  lo que de él fluía, el éxtasis en plenitud imagino, (creo que fue ahí, en ese momento donde aprendí que sobre un escenario, para ser, primero debes parecer) de inmediato me hicieron pensar que la música que contenía el acetato me resultaría por demás interesante y por supuesto de mi agrado. Así que como un buen chico (como creo muchos lo hicimos) escondí el álbum hasta atrás del anaquel y corrí a mi casa por el dinero que me hacían ahorrar. ( En ese tiempo el precio de los discos de 33 RPM era de $ 48.00  la mitad de lo que me costó el Cheap Thrills de Big Brother and the Holding Company meses más tarde en el original Hip 70, junto a la pista de hielo Insurgentes).
    En fin, cuando regresé por él lo encontré en el lugar en el que lo había dejado (iluso de mi, quién mas podría haber entrado a media mañana a la Comercial Mexicana y buscarlo entre los de Raphael, Massiel y Cuco Sánchez pero vivía en Narvarte como hasta hoy y todo bien podía suceder).
    Pues bien llegando a la casa y tras varios minutos de estar contemplando portada y contraportada de manera alterna, escogí como primer número a escuchar la pieza más larga: The Fool y las expectativas se cumplieron en su totalidad; luego del solo de guitarra que se escucha poco después de los cinco minutos me convertí en un fan incondicional del grupo y fiel seguidor del estilo interpretativo de John Cipollina hasta el día de hoy. 



    Uno a uno fui escuchando los tracks (Light you Windows, Gold and Silver, Too Long) y me di cuenta que Gary Duncan el otro guitarrista, también era excelente. Con los años y las grabaciones piratas que he podido conseguir, constaté que es poseedor de una técnica tal vez hasta mejor y más depurada, ya que su fluidez y su continuo improvisar, contrastaba y se complementaba a la perfección con los lamentos vibrantes del ataque arpegiado de Cipollina y su continua afectación de vibrato por medio del Bigsby. 
    Un estilo que hasta el día de hoy, me sigue fascinando y emocionando como el primer día.




    Tal vez el segundo trabajo de Quicksilver Messenger Service:  Happy Trails, grabado en vivo tanto en el Fillmore West como en el Fillmore East sea el más reconocido, merced a Who do you Love una suite de casi 25 minutos, (editada de una versión aún de mayor duración)  e infaltable en aquel legendario programa radiofónico llamado Vibraciones. A pesar de que tanto Mona como Calvary (ésta última también grabada en directo pero en el estudio Golden State -en lo particular prefiero la intensidad de la grabada en el Fillmore West pero que finalmente fue desechada-) no podían pasar desapercibidas; la interacción  de las guitarras era muy superior a lo que se conocía hasta entonces y la ejecución de la sección rítmica en general era de primera. 
    Entre uno y otro acetato, apareció un sencillo del cual la cara B es bastante recomendable, Stand by Me, (aunque nunca he comprendido el porqué de haberle editado la conclusión a la subida final y haberla manejado en fade ya que solo eran poco más de 25 segundos los que faltaban). Años más tarde, salió a la venta una grabación conocida como Maiden of The Cancer Moon, que contenía parte de una actuación en directo para radio KSAN  y otra parte grabada durante su primer presentación en Nueva York y que confirmó que si bien Quicksilver no tuvo el éxito comercial de sus contemporáneos Jefferson Airplane, el arrastre popular de Grateful Dead, o el impacto de Janis Joplin y Big Brother and the Holding Company, siempre serían reconocidos como verdaderos pilares y los más puros y principales exponentes del movimiento musical emergido en San Francisco California durante el psicodélico periodo comprendido entre 1966 y 1968.  
    The Maze TV Show 1967






























    John Cipollina    1967
    Quicksilver Messenger Service  Mt. Tamalpais 1967
    Quicksilver Messenger Service   Fillmore West 1968








    Quicksilver Messenger Service    Avalon  1968
    Quicksilver Messenger Service   Mill Valley 1968