En realidad, tuve pocas ocasiones de platicar con ella, (ya hubiera querido que fuesen más de mil) sin embargo, en esas contadas charlas, pude constatar que no sólo era una gran estrella del cine, del teatro y la televisión, sino también un magnífico ser humano, que con su calidez y amabilidad, te hacían sentir en confianza casi de inmediato (y digo casi, porque al principio no te la podías creer).
Te hacía reír con su plática y sus anécdotas, o bien te daba un consejo y te hacía reflexionar,o te daba sus puntos de vista y sentías su convicción y firmeza. La dedicación y orgullo por El Rosa Mexicano, grupo fundado por ella Doña Carmen Montejo y por Dolores del Río con la finalidad de proteger y cuidar ante cualquier eventualidad, a los hijos de sus compañeros actores. En fin, las enseñanzas más grandes que me pudo regalar durante aquellos pequeños momentos, fueron: El amor y el respeto por la vida. Por su profesión, por el escenario, y por sus admiradores. Y humanamente, por la grandeza y dignidad mostrada, al portar el traje que casi nadie quiere portar: La edad.
Creo que desde hace un par de días, en el cielo habita una nueva estrella que nos brinda nuevo brillo y una gran dosis de calor.
Sus compañeras del Rosa Mexicano montan guardia durante el primer homenaje |
Mari, Rafael, Rada, Vanne, y Mayte, mi respeto y cariño.