El principio

  • Prefacio.

  • Si ésta fuera historia, sería una de ángeles caídos, seres ingenuos que un día tomaron una guitarra y pretendieron llegar con ella a alguna parte, acaso sin pensar que el rocanrol no es llegar sino ir, sólo ir, siempre estar yendo.Un tren al que se sube y se baja sin mirarlo jamás parar. Hay quienes no se bajan. Necios, perdedores, románticos huérfanos que un día encontraron en el rocanrol una casa, quiero decir un hogar, de esos que tienen leños y chimenea, abuelos, toda la paz que mirabas en las historias de Walt Disney. ¿Has estado alguna vez en un hogar? ¿Sabes lo que es eso? ¿Quedan hogares así en este mundo? No para los que han subido al tren, porque ellos ya comprendieron, aunque tal vez un día lo olviden y se vuelvan a tierra firme, que la mejor casa que puede tenerse es precisamente ésta. un tren. Por principio, detestas la idea de contar un cuento de triunfadores. Piensas muy románticamente: no lo estoy haciendo. Estos monos son unos perdedores, unos ángeles caídos. Que la compañía y la televisión y la radio puedan cubrirlos de billetes es cosa que vale madre. Un perdedor no es aquel que tiene menos billete. Un perdedor es quien ya se dio cuenta que vivir es a veces un mal negocio y no queda otra que hacerlo lo más divertido posible. Y lo más intenso posible. Y, si es posible, buscarse en el camino una religión que valga la pena. El rocanrol, por ejemplo.
    Fuente: UNA BANDA NOMBRADA CAIFANES libro escrito por Xavier Velasco, editado en 1990.

    Me une a Xavier además de una profunda admiración por sus textos, el haber nacido durante la parte final de los años 50. También nuestros antecedentes hispanos, una infancia solitaria y taciturna, las primeras letras en Sesión y Melodía, el endemoniado gusto por los Who, The Clash, Caifanes y el amor por los animales; amén de un sentimiento de afecto que aunque distante, está siempre presente.

    viernes, 17 de mayo de 2013

    Carta a un amigo

    Hoy quiero escribir unas líneas dedicadas a una persona que ante los ojos de la gente jamás llegará a leerlas, pues ya no está entre nosotros pero quiero hacerlo ésta vez, a manera de exorcizar algunos de mis propios demonios y dejar salir, lo que en alguna que otra ocasión aunque de forma fragmentada, he tenido oportunidad o ganas de expresar. 
    Además, según mis creencias, estoy seguro, éstas sabrán llegar a su destino.
    Alguna vez me lo preguntaste René, y la respuesta se quedó en el aire. Fuiste tú quien me dio la noticia (aunque con cinco años de retraso) y todavía hoy, hay momentos que me niego a creerlo.

    Carlos : 
    Crecimos  y atravesamos juntos una de las etapas más difíciles y conflictivas de la vida, la adolescencia. Cuando nos conocimos afuera del Colegio México en la Roma, íbamos a ser rivales en uno de tantos pleitos estudiantiles sin razón (la diferencia en estaturas me vino bien) . Yo venía de una infancia solitaria y bastante amarga, tú estabas a punto de recibir una noticia que jamás pudiste asimilar;  la separación de tus padres. 
    Dos jóvencitos amargados, con heridas en el alma que nunca pudieron superar las ausencias, pero que se tenían el uno al otro para amainar sus penas, para reírse de sus tragedias, para superar sus frustraciones y hasta para dejar salir una que otra (y muchas, muchas) lágrimas en los brazos del amigo. 
    La música fue algo mágico que nos unió, aprendimos a escuchar, a diferenciar estilos, a asimilar influencias, a cantar a voces y hasta a escribir canciones. Pasamos horas escuchando y tratando de entender a John Lennon y a Beethoven; combatimos y alimentamos nuestra propia neurosis con la de Ritchie Blackmore y nos dejamos arrastrar por la pasión con la que el Rock invadió nuestros sentidos. 
    Mi necesidad de pertenencia se colmó con una nueva familia: la tuya. 
    Para mi, Ricardo, Miguel, Patricia, Tú, Davo y sobre todo tu mamá - La Chacha- eran los destinatarios de mi  admiración y cariño. Cada uno con su característica especial, la vehemencia política de uno, la voz y suficiencia del otro ( te confieso que me hubiera encantado vivir en El Pesebre), el arte y compromiso de la otra, el pequeño (que desde niño era un gigante) amante de la velocidad pero lidereados por una madre sin igual; tan comprometida, tan orgullosa, tan amorosa y tan trabajadora.
    Durante años compartimos todo, dinero, discos, comida, ilusiones, sueños. Pasábamos gran parte del tiempo haciendo planes, queríamos llegar a formar el mejor grupo de México y desde aquel MusiCafé 2, tuvimos la ilusión de grabar alguna vez.
    Aprendimos canciones de folk y country, me enseñaste el rasgueo correcto de uno y otro, me acompañaste a hacer mi primer entrevista (Juan Villoro) y nos separamos por primera vez cuando luego de que tu papá nos ayudara a la tramitación de nuestras respectivas cartillas militares y pasaportes, tú si pudiste y obtuviste el permiso para ir a estudiar música a California. 
    Cuando regresaste y formaste el primer Campo y Corteza  en su versión acústica mientras yo estudiaba Derecho, estuve ahí para sacar las fotos y aprenderme el repertorio.

    Campo y Corteza
    Versión Acústica
    Luego de que asististe a un concierto de Rainbow y de que en la escuela te enseñaran mucho material del Zeppelin, decidiste que el grupo se convirtiera al Hard Rock y nació el Campo y Corteza electrónico. Primeramente con Luis Villaseñor en el bajo y Ernesto (que en una batalla (mía) contra unos meseros en un bar allá por Satélite, me dejó sólo para después balbucear un estúpido "me solidarizo contigo" ) en la batería.
    Posteriormente ingresaron René (Rodríguez) y Gabriel (de Molino Rojo) en la segunda guitarra y luego de su salida un par de meses más tarde y unas tocadas en Hip 70, pude junto con Alejandro Solís ( a la salida de Luis), por fin  unirme al clan.


    Campo y Corteza
    Hard Rock


    Pasamos momentos difíciles como grupo, tuvimos muchísimos de alegría. Coyoacán y Acapulco ( con Luis de vuelta) fueron testigos Superamos a los Rulfo (Siempre agradecí a Miguel y  La Chacha (mi mamá postiza - nos confesamos mutuamente poco antes- que yo siempre había querido una madre así y ella me respondió que siempre había querido un hijo de ojos azules, y que además,según yo, lo facilitaba el que lleváramos el mismo apellido) que me hubieran dado mi lugar ante ellos. 
    Pero de lo que nunca nos recuperamos fue de las deserciones de Luis, Alejandro y René.
    Esas heridas fueron de muerte.
    Nos unimos a dos Vox Populi, pero jamás fue igual y optamos por desbandar al grupo luego de unas cuantas actuaciones. Al despedirnos esa segunda ocasión, aquel abrazo me hizo sentir que algo muy profundo se había roto.
    Y aunque, cinco años más tarde intentamos recuperar parte de la magia con SIN, ya una enfermedad incurable había hecho presa de nuestra amistad y hasta de la familia me sentí 
    excluido. Los medicamentos había actuado a la inversa.


    SIN
    más
     Hard Rock


    Pasaron  diez años, tal vez mas, te busqué y fue inútil. Traté de encontrar y reunir a los integrantes originales y fue cuando supe de tu muerte. Quedé en shock durante mucho tiempo, y todavía hoy, cuando te siento presente y aún cuando no, recuerdo con mucha nostalgia y sentimiento, las últimas frases de aquella canción de Simon & Garfunkel que fue una de las primeras que nos aprendimos e interpretamos: 

    I´m a rock, I am an Island
    and a rock feels no pain.... and an island never cry.

    Por todo esto, espero que en donde te encuentras haya Rock, porque estoy más que seguro que cuando nos volvamos a encontrar, en otra dimensión y ya lejos del dolor y la enfermedad, vamos a resolver y llevar a buen término, algo que nos quedó pendiente y que ésta vida nos quedó a deber.

    Y además, podremos recuperar una hermandad que sólo unos cientos de pastillas pudieron resquebrajar. 




    Simon y Garfunkel  
    " I am a Rock"

    jueves, 9 de mayo de 2013

    El Soundtrack de mi Vida La Preparatoria 2a Parte

    Mientras La Divina Comedia, Los Miserables, Los De Abajo, La Iliada, La Odisea, La Casa de Bernarda de Alba, Ulises y otros textos clásicos se mezclaban en mi cerebro con Pasto Verde y En la Ruta de la Onda de Parménides García Saldaña o Yonqui de William Burroughs aunados a los sonidos que me acompañaban en todo momento, comenzaron a preocupar a más de un amigo. Como todos eran mayores que yo, (de edad y obviamente de estatura)  sus intereses no eran los mismos y si bien el cine, el billar (aunque no siempre me dejaban entrar) y las vacaciones de aventura a la cabaña de Popo Park de la familia Montes de Oca no cesaban, las salidas eran menos frecuentes. Ellos comenzaban a salir ya con novias mas en serio, mientras yo seguía "devorando" libros y discos, ensimismado con lo que las canciones de Simon and Garfunkel y Neil Diamond me explicaban de la vida: Vivencias, ideas, utopias, sueños que aún hoy, no dejan de producirme las mismas emociones y los mismos sensaciones que cuarenta años atrás. 
    Mis preferidas: I´m a Rock, The Boxer, The Sounds of Silence, The Only Living Boy in New York, Bridge Over Troubled Water de los primeros, mientras Sooleimon, I am, I Said, Be y posteriormente Hello Again y Love on the Rocks del solista.

    Simon and Garfunkel en los 60s

    Simon and Garfunkel durante los 70s

    Y cuarenta años más tarde
    Neil Diamond  1972
    Cabe aclarar (aunque, creo sin deber y necesidad), que para algunos músicos brillantes pero aferrados a que el Rock solo ha sido salvado y mantenido vivo por ACDC y que la música de sabor medieval de Ritchie Blackmore aburre; que la diversidad de influencias en el arte, no debe pensarse como una mezcolanza o pastiché de gustos que no llevan mas que a contaminarse, sino que crean un espectro mas diverso y rico en posibilidades de crecimiento cultural. 
    Comencé también a interesarme todavía mas en los trabajos de los grupos nacionales. Mis preferidos siempre fueron el Three Souls in my Mind, El Ritual, la Tinta Blanca y por recomendación de otro amigo de la Del Valle: Gustavo Galindo, me entusiasmó Enigma!
    Y como ya era un poco mayor, comencé a ir (aunque sólo) a las tocadas o tardeadas de los hoyos fonqui.
    Let me Swim, Lolita, Don´t Ask Me y todo el 2o acetato de Lora, Hauptvogel, De León y Milchorena, me acompañaba en mi cuarto una y otra vez al regresar después de clases.

    Three Souls en una de sus primeras apariciones en Televisión

    Three Souls in My Mind




    EL Ritual


    (Bajo el Sol y Frente a Dios,  Easy Woman y Satanas)


    El Llamado de la Hembra, Salva mi Alma, Live it up Mama, Bajo el Signo de Acuario  y 69


    Actuación de Enigma, durante una fiesta de la revista Pop
    Por ese tiempo (finales del 72)  conocí de manera fortuita a Carlos Infante Padilla, con quien a diario, además de escuchar la música que nos gustaba, nos poníamos a grabar canciones, inventar programas de radio, esbozar canciones e idealizar lo que pasado el tiempo, soñábamos que llegara a ser nuestro propio grupo, luego de que casi cada fin de semana comenzáramos a a frecuentar un lugar llamado MusiCafé 2, que se encontraba en lo que hoy es el Restaurante Bar Nueva Orleans en San Ángel.
    En ese sitio tocaban: Sacbé (el grupo de los hermanos Toussaint), Oscar Reynoso (quien tiempo más tarde formara parte de Náhuatl), sus canciones poseían, además de una gran dulzura, y unas líricas con una imaginería que queríamos adoptar; un cuate que se llamaba Jorge (Treviño, me parece) que interpretaba con su guitarra acústica de seis cuerdas  y/o una doceaba, todo el material de los Beatles, un dueto de cantantes (nosotros les llamábamos los Crosbytos-por David Crosby-, sin que ellos lo supieran por supuesto) que cantaban una de nuestras canciones predilectas de Crosby, Stills y Nash: Marraquesh Express; y, un trío folk llamado Cenizas y Arena,que nos impresionaba tanto, que influenció hasta en una derivación, en el nombre que luego adoptaríamos, Campo y Corteza. (Martín Candelas un compañero de la escuela tocaba una guitarra y alternaba en el bajo). Entre su repertorio figuraban. Freight Train o Tren de Carga, (Peter, Paul & Mary) y Oh Susanah (Byrds). 



    Por aquella época también estaba lo que fue conocido como Rock sobre Ruedas, que
    consistía en que, algunos de nuestros grupos de rock subieran equipo a un camión de redilas y a manera de guerra de guerrilllas, por medio de generadores prestados, tocaran sets en diferentes puntos de la capital, a manera de protesta por la falta de lugares y permisos para poder tocar y ejercer su derecho a trabajar constante y libremente.


    Three Souls y el Rock sobre Ruedas
    Carlos y yo acudíamos a presenciar dichas actuaciones cuando lográbamos saber que estarían cerca de nuestro territorio, y estuvimos en una que tuvo lugar en el Parque Hundido.