Además, según mis creencias, estoy seguro, éstas sabrán llegar a su destino.
Alguna vez me lo preguntaste René, y la respuesta se quedó en el aire. Fuiste tú quien me dio la noticia (aunque con cinco años de retraso) y todavía hoy, hay momentos que me niego a creerlo.
Carlos :
Crecimos y atravesamos juntos una de las etapas más difíciles y conflictivas de la vida, la adolescencia. Cuando nos conocimos afuera del Colegio México en la Roma, íbamos a ser rivales en uno de tantos pleitos estudiantiles sin razón (la diferencia en estaturas me vino bien) . Yo venía de una infancia solitaria y bastante amarga, tú estabas a punto de recibir una noticia que jamás pudiste asimilar; la separación de tus padres.
Dos jóvencitos amargados, con heridas en el alma que nunca pudieron superar las ausencias, pero que se tenían el uno al otro para amainar sus penas, para reírse de sus tragedias, para superar sus frustraciones y hasta para dejar salir una que otra (y muchas, muchas) lágrimas en los brazos del amigo.
La música fue algo mágico que nos unió, aprendimos a escuchar, a diferenciar estilos, a asimilar influencias, a cantar a voces y hasta a escribir canciones. Pasamos horas escuchando y tratando de entender a John Lennon y a Beethoven; combatimos y alimentamos nuestra propia neurosis con la de Ritchie Blackmore y nos dejamos arrastrar por la pasión con la que el Rock invadió nuestros sentidos.
Mi necesidad de pertenencia se colmó con una nueva familia: la tuya.
Para mi, Ricardo, Miguel, Patricia, Tú, Davo y sobre todo tu mamá - La Chacha- eran los destinatarios de mi admiración y cariño. Cada uno con su característica especial, la vehemencia política de uno, la voz y suficiencia del otro ( te confieso que me hubiera encantado vivir en El Pesebre), el arte y compromiso de la otra, el pequeño (que desde niño era un gigante) amante de la velocidad pero lidereados por una madre sin igual; tan comprometida, tan orgullosa, tan amorosa y tan trabajadora.
Durante años compartimos todo, dinero, discos, comida, ilusiones, sueños. Pasábamos gran parte del tiempo haciendo planes, queríamos llegar a formar el mejor grupo de México y desde aquel MusiCafé 2, tuvimos la ilusión de grabar alguna vez.
Aprendimos canciones de folk y country, me enseñaste el rasgueo correcto de uno y otro, me acompañaste a hacer mi primer entrevista (Juan Villoro) y nos separamos por primera vez cuando luego de que tu papá nos ayudara a la tramitación de nuestras respectivas cartillas militares y pasaportes, tú si pudiste y obtuviste el permiso para ir a estudiar música a California.
Cuando regresaste y formaste el primer Campo y Corteza en su versión acústica mientras yo estudiaba Derecho, estuve ahí para sacar las fotos y aprenderme el repertorio.
Campo y Corteza Versión Acústica |
Posteriormente ingresaron René (Rodríguez) y Gabriel (de Molino Rojo) en la segunda guitarra y luego de su salida un par de meses más tarde y unas tocadas en Hip 70, pude junto con Alejandro Solís ( a la salida de Luis), por fin unirme al clan.
Campo y Corteza Hard Rock |
Pasamos momentos difíciles como grupo, tuvimos muchísimos de alegría. Coyoacán y Acapulco ( con Luis de vuelta) fueron testigos Superamos a los Rulfo (Siempre agradecí a Miguel y La Chacha (mi mamá postiza - nos confesamos mutuamente poco antes- que yo siempre había querido una madre así y ella me respondió que siempre había querido un hijo de ojos azules, y que además,según yo, lo facilitaba el que lleváramos el mismo apellido) que me hubieran dado mi lugar ante ellos.
Pero de lo que nunca nos recuperamos fue de las deserciones de Luis, Alejandro y René.
Esas heridas fueron de muerte.
Nos unimos a dos Vox Populi, pero jamás fue igual y optamos por desbandar al grupo luego de unas cuantas actuaciones. Al despedirnos esa segunda ocasión, aquel abrazo me hizo sentir que algo muy profundo se había roto.
Y aunque, cinco años más tarde intentamos recuperar parte de la magia con SIN, ya una enfermedad incurable había hecho presa de nuestra amistad y hasta de la familia me sentí
excluido. Los medicamentos había actuado a la inversa.
SIN más Hard Rock |
Pasaron diez años, tal vez mas, te busqué y fue inútil. Traté de encontrar y reunir a los integrantes originales y fue cuando supe de tu muerte. Quedé en shock durante mucho tiempo, y todavía hoy, cuando te siento presente y aún cuando no, recuerdo con mucha nostalgia y sentimiento, las últimas frases de aquella canción de Simon & Garfunkel que fue una de las primeras que nos aprendimos e interpretamos:
I´m a rock, I am an Island
Y además, podremos recuperar una hermandad que sólo unos cientos de pastillas pudieron resquebrajar.